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De acuerdo a quien la genera, la imagen puede ser clasificada en 4 tipos:
1. Imagen personal. Esta es la imagen que se articula sobre personas. Toda acción que una persona realiza articula una imagen en la gente que está en contacto con ella. A veces esta imagen es involuntaria, ya que no está elaborada conscientemente por el emisor, pero en otros casos sucede todo lo contrario. Las personas públicas tratan siempre de articular en el público objetivo la imagen más positiva. Estas imágenes deben adecuarse a las expectativas del público elegido. Por ejemplo, cierren los ojos e imaginen que van a visitar al doctor ¿ok?, lo que ustedes esperan ver es a un señor vestido con una bata blanca, de cabello recortado y aspecto limpio, pero que tal si en lugar de eso, se encuentran con un tipo de aspecto de motociclista, con el cabello amarrado como trenza, un piercing en la nariz y las manos llenas de tatuajes? Dejarían examinarse por él?. Es por eso que las imágenes personales, como cualquiera de las otras, deben ser elaboradas y definidas previamente para así implementar las acciones estratégicas adecuadas para lograrlas.
2. Imagen de producto.
Son las creencias y asociaciones que se tienen de un producto genérico. El pan, el vino, el arroz, etc., tienen una imagen propia y perfectamente definida independientemente de la que puedan tener determinadas marcas. Esta imagen de producto no es una imagen determinada: es el resultado de las creencias y asociaciones transmitidas de generación en generación y que las personas fueron elaborando durante años. El pan, por ejemplo, tiene varios significados incluidos en su imagen, cuyos valores varían según la época y la circunstancia. La connotación que ha tenido el pan como alimento básico ha ido perdiendo preponderancia a través de los años. La cantidad y variedad de otros alimentos y los cuestionamientos dietéticos sufridos por el pan, han hecho retroceder su condición de alimento en la escala de valores de su imagen. Por eso muchas personas tienen la idea de que el pan engorda y por ende han surgido líneas de pan dietético.3. Imagen de marca. Es esta la imagen que el público articula alrededor de una marca determinada, sea consumidor o no del producto de esa marca. En este caso la imagen debe ser definida antes del lanzamiento del producto, y luego articulada con acciones estratégicas que respondan a un plan bien estructurado.
4. Imagen institucional. Es la imagen que la empresa como entidad articula en las personas. Suele llamarse también imagen corporativa o de empresa.
La imagen institucional engloba y supera a las anteriores, puesto que una acción u omisión de cualquier organización contribuye a la conformación de una buena o mala imagen institucional.
Articulación y componentes de la imagen
Los hechos de comunicación tienen tres orígenes básicos: un agente físico, real, palpable, que comunica por sus componentes formales, una acción de comunicación planificada que transmite conceptos y tercero, un área valorativa. Por eso se dice que toda imagen se genera a partir de tres componentes: los físicos, los conceptuales y los valorativos. Esto lleva a definir una imagen física y una conceptual que, actuando juntas, generan la imagen personal, de producto, de marca, de empresa o institucional. Por eso cuando se quiere articular una imagen correctamente es necesario planificar, crear e implementar una imagen física y una imagen conceptual. La valoración que se tenga de la imagen es una instancia subjetiva de cada uno de los receptores de la comunicación.
La imagen física
La imagen física, también llamada imagen formal, es la que articulan en los públicos los objetos físicos, sean éstos comunicaciones directas o hechos comunicadores. La vestimenta de una persona, la forma del envase, el color o el estuche de un producto, y muchos hechos más, son entes generadores de imagen. El hecho físico es percibido de inmediato y en ese momento se transforma en un comunicador.
Todos los hechos y actos personales o empresarios generan elementos que contribuyen a articular la imagen. Estos hechos comunican y de esa comunicación se generan creencias y asociaciones que contribuyen a articular la imagen, por eso a la hora de planificar la construcción de la imagen física, estos hechos deben tenerse en cuenta.
La imagen conceptual
Se denomina imagen conceptual a la generada por los hechos de comunicación que brindan al público conceptos acerca de las personas, la marca, la empresa, el servicio o la institución. Los hechos de comunicación tienen también un componente físico que genera imagen, pero más importante es el concepto que comunican, lo que propone el mensaje, ya que los hechos formales son olvidados y el concepto perdura como el fundamento de la comunicación.
La imagen conceptual no sólo se articula a partir de las comunicaciones directas. Como en el caso de la imagen física, la generan las comunicaciones directas, las planeadas como tales, y las indirectas, aquellos hechos que tienen una finalidad distinta de la de comunicar, y que sin embargo, son comunicadores. Cualquier pieza publicitaria, cualquier acto promocional, o de merchandising o de relaciones públicas son ejemplos de comunicaciones directas. En cambio, la manera que responde un servicio técnico o el trato que se recibe de un empleado o de un minorista, el precio o la buena o mala distribución del producto son ejemplos de comunicaciones indirectas porque, aunque no son específicamente hechos de comunicación, son hechos que comunican.
La valoración de la imagen
Esta tercera esfera que compone la imagen refiere a la valoración que el individuo o la sociedad hacen, tanto de los aspectos físicos como conceptuales. Dicha valoración debe ser considerada como el factor motivacional de la conducta humana.
Es una valoración de uso, pues define la capacidad de un objeto (producto, servicio, empresa, institución) para proveer la satisfacción de determinadas necesidades, cualitativas y concretas.
Pero a todo esto ¿Cómo podemos articular una buena imagen?
Todas las personas, productos, marcas, servicios, empresas e instituciones articulan inexorablemente una imagen. El hecho de existir hace que generen comunicaciones directas o indirectas y esas comunicaciones articulan una imagen. A veces se articula una buena imagen y otras veces no, ya que como les mencioné anteriormente, esta percepción es subjetiva en cada persona, es como si observáramos una simple roca, para algunos será algo común o sucio, pero para otros puede significar algo hermoso y trascendente.
Conocer el problema. Muchas veces se adopta el nombre de la empresa, o el producto, o el símbolo, o el envase, o los colores, sin detenerse a considerar su capacidad para generar imágenes; y sólo cuando el mal está hecho, se repara en él. Esto implica mucho esfuerzo, tiempo y dinero para rectificar la imagen, en el caso de que esto pueda lograrse. Es mejor tomar los recaudos al comienzo y articular, desde el principio, una correcta imagen. Pero para ello se necesita ser consciente del problema.
Definir la imagen deseada. Para lograr una imagen determinada, hay que definir con anterioridad, clara y específicamente la que se desea lograr. Sin esta definición, resulta imposible el logro de una imagen predeterminada.
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