Crear clientes desde la infancia es indispensable, actualmente los niños poseen gustos bien definidos y juegan un papel vital en las decisiones de compra de una familia. Los padres consultan con los hijos sobre la mejor televisión, qué cereal se debe comprar y hasta en que restaurante desean a comer. Orientan a sus padres en beneficio propio y gastan su dinero conforme a sus necesidades, los niños con espontaneidad piden, sugieren y rara vez esconden sus deseos.
El mercado infantil no está limitado por la escasa capacidad presupuestaria de su público objetivo. El gasto que los menores generan no se restringe al presupuesto que gestionan directamente, sino que puede medirse desde las siguientes perspectivas:
En primer lugar debemos considerar Mercado directo o sea las cosas que consumen directamente los niños:
El niño maneja una cantidad de dinero pequeña, lo que comúnmente conocemos como la mesada, con lo que cubre la compra de productos de consumo personal que se adecuan al marco de ese presupuesto. Estas compras son, conocidas como compras de “ticket pequeño” por ejemplo las golosinas, los coleccionables, los snacks, los refrescos o los consumibles de papelería. La mayoría de las personas cometen el error de considerar solamente este aspecto como mercadotecnia infantil, o sea que lo limitan a la oferta de productos solo para niños, lo cual es un gran error.
El niño maneja una cantidad de dinero pequeña, lo que comúnmente conocemos como la mesada, con lo que cubre la compra de productos de consumo personal que se adecuan al marco de ese presupuesto. Estas compras son, conocidas como compras de “ticket pequeño” por ejemplo las golosinas, los coleccionables, los snacks, los refrescos o los consumibles de papelería. La mayoría de las personas cometen el error de considerar solamente este aspecto como mercadotecnia infantil, o sea que lo limitan a la oferta de productos solo para niños, lo cual es un gran error.
Otro factor a considerar, el cual es su mercado de influencia. Este aspecto trata sobre todo tipo de compras en las cuales los niños presentan una influencia directa e indirecta.
El tipo de influencia variará y se enriquecerá desde el momento en que el niño aparezca en la unidad familiar y a lo largo de su desarrollo personal. En una primera etapa, vendrá marcado tan sólo por su llegada en la unidad familiar y por los cambios en los hábitos y necesidades que en consecuencia se desarrollan. Imaginen a una pareja que llevan dos años viviendo juntos, estos ya tienen hábitos de consumo definidos, pero al momento de saber sobre la llegada de un hijo, dichos hábitos irán modificándose, por ejemplo comprando alimentos especiales para la embarazada, vitaminas, cremas anti-estrías, ropa especial y artículos para preparar la futura habitación del nuevo integrante de la familia.
El tipo de influencia variará y se enriquecerá desde el momento en que el niño aparezca en la unidad familiar y a lo largo de su desarrollo personal. En una primera etapa, vendrá marcado tan sólo por su llegada en la unidad familiar y por los cambios en los hábitos y necesidades que en consecuencia se desarrollan. Imaginen a una pareja que llevan dos años viviendo juntos, estos ya tienen hábitos de consumo definidos, pero al momento de saber sobre la llegada de un hijo, dichos hábitos irán modificándose, por ejemplo comprando alimentos especiales para la embarazada, vitaminas, cremas anti-estrías, ropa especial y artículos para preparar la futura habitación del nuevo integrante de la familia.
Después de que el bebé haya nacido y comience su desarrollo, no tendrá ningún poder de decisión pero seguirá modificando las pautas de consumo de los padres, por ejemplo, la compra de más ingredientes para la comida, adaptación de equipamiento del hogar, un cambio en los rituales alrededor de la ingesta de alimentos como el sentarse a realizar tres comidas diarias en determinados horarios, supervisar la dieta del menor y en las familias de mayores ingresos, un gasto en ayudas al hogar como el servicio doméstico o de guardería.
Ya como consumidor, el niño tiene necesidades exclusivas, con las cuales en los hogares comienza el consumo de categorías hasta ese momento ausentes de sus carritos de compra , por ejemplo pañales, leches infantiles, cremas anti-irritación, termómetros, ropa, etc., dichos productos posteriormente se convertirán en habituales en las compras cotidianas. Como ya mencionamos, al principio se trata de necesidades en las cuales el bebé es ajeno a la decisión. En esa fase, los influenciadores clave se encuentran en el entorno más próximo (esencialmente, la madre).
Ya como consumidor, el niño tiene necesidades exclusivas, con las cuales en los hogares comienza el consumo de categorías hasta ese momento ausentes de sus carritos de compra , por ejemplo pañales, leches infantiles, cremas anti-irritación, termómetros, ropa, etc., dichos productos posteriormente se convertirán en habituales en las compras cotidianas. Como ya mencionamos, al principio se trata de necesidades en las cuales el bebé es ajeno a la decisión. En esa fase, los influenciadores clave se encuentran en el entorno más próximo (esencialmente, la madre).
El comprador necesita información y los medios como la televisión y la radio son demasiado breves para brindársela. Si se quiere influir en ese entorno, se necesitarán medios impresos (hoy interactivos, como Internet). Si el producto es sencillo y maduro, los medios masivos y en particular la televisión serán esenciales. El boca a boca será un medio clave en todo aquello que se relacione con la transferencia de tecnología entre las veteranas por ejemplo madres, hermanas y amigas y la menos experta.
A los tres años, el niño debuta en el mundo del consumo como un actor. Con el tiempo, la creciente ocupación de la decisora final traslada el rol de prescriptor al niño, que pasa de ser irrelevante a cómplice si transmite a su madre “pistas” sobre sus preferencias.
A los tres años, el niño debuta en el mundo del consumo como un actor. Con el tiempo, la creciente ocupación de la decisora final traslada el rol de prescriptor al niño, que pasa de ser irrelevante a cómplice si transmite a su madre “pistas” sobre sus preferencias.
Será entre los tres y los ocho años cuando los medios masivos demuestren su superioridad frente a cualquier otro. El niño es quien pasa más tiempo expuesto a los medios, siendo muy susceptible de recibir una gran cantidad de mensajes expuestos en los mismos, poniendo particular atención en aquellos anuncios del “juego que hay que tener”, la “colección que hacen todos los niños” y “el postre que toman los deportistas de elite”.
En una segunda etapa, la cual está comprendida entre los cuatro y los ocho años, el papel del niño es el de un influenciador que contribuye con sus preferencias a una decisión que concluirá con la compra de un producto por parte de un adulto, y que espera que sea hacia aquellos productos que prefiere o conoce, por ejemplo una marca determinada de cereal, pasta dental o leche.
Conforme el niño va creciendo, su conducta se va orientando hacia el consumismo, por ejemplo, en el colegio, las charlas que el niño tiene con sus amiguitos giran en torno a las marcas, del juguete nuevo que tiene, de las cosas que tienen otros, de lo que hay que tener y en dónde se puede comprar.
Como podrán darse cuenta, la mercadotecnia infantil no se limita solamente en ofrecerle productos a los niños, sino que los niños son el generador de una serie de nichos que algunas empresas atacan de manera específica, como por ejemplo los pañales, o alimentos especiales para una determinada etapa de desarrollo. Otras empresas han sabido explotar de manera secuencial estos nichos. Tomemos por ejemplo los pantalones vaqueros levis, podemos encontrar jeans para embarazadas, para bebés, niños pequeños, niños un poco más desarrollados y de esta forma van creando una identificación del producto con el consumidor hasta el momento en que es adulto.
Pueden postear sus comentarios o escribir a publicast1@gmail.com de igual forma pueden visitar el web del podcast en www.publicast.podomatic.com
buenisimo su articulo y muy interesante
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